Síndrome de inmovilidad
Estado de restricción de la movilidad que causa deterioro físico y aumenta el riesgo de complicaciones secundarias.
SÍNDROME DE INMOVILIDAD
1 El síndrome de inmovilidad es un estado de deterioro progresivo que puede ocurrir en mayores de 65 años debido a la falta de movimiento prolongado. Puede afectar múltiples sistemas del cuerpo, causando complicaciones físicas, emocionales y sociales, y limitando su independencia.
2. ¿Cuándo deberías preocuparte?
Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:
-
Dificultad para moverse o levantarse, incluso con ayuda.
-
Pérdida de fuerza muscular, que dificulta actividades básicas como vestirse o caminar.
-
Complicaciones asociadas, como úlceras por presión, infecciones respiratorias o estreñimiento.
-
Aislamiento social, causado por la incapacidad de participar en actividades.
-
Miedo a caerse, que agrava la inmovilidad al evitar moverse.
-
Dependencia progresiva, tras hospitalizaciones o fracturas.
3. Causas comunes en mayores de 65 años
-
Hospitalizaciones prolongadas: Con reposo en cama que disminuye fuerza muscular y movilidad.
-
Enfermedades crónicas: Como insuficiencia cardíaca, EPOC o Parkinson.
-
Fragilidad: Asociada disminución de la reserva homeostática del organismo y la pérdida de masa muscular (sarcopenia).
-
Dolor crónico: Que limita el movimiento y la actividad física.
-
Trastornos psicológicos: Depresión, ansiedad o apatía.
-
Entorno no adaptado, que dificulta el desplazamiento seguro.
4. ¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico incluye:
-
Historia clínica detallada, evaluando el inicio y evolución de la inmovilidad.
-
Evaluación funcional, utilizando escalas como el Índice de Barthel, SPPB o la escala de Tinetti
-
Examen físico completo, para detectar debilidad muscular, rigidez articular o dolor.
-
Pruebas de laboratorio e imágenes, si se sospechan causas específicas como infecciones o fracturas.
5. Abordaje y manejo
El tratamiento debe ser integral y multidisciplinar:
-
Rehabilitación física, con ejercicios para mejorar fuerza, equilibrio y movilidad.
-
Prevención de complicaciones, como úlceras, trombosis venosa profunda e infecciones.
-
Adaptación del entorno, incluyendo ayudas técnicas como barras de apoyo o sillas de ruedas.
-
Fomento de actividad gradual, desde movimientos en cama hasta ejercicios más intensos.
-
Apoyo psicológico, para tratar síndrome de temor a caer, ansiedad o depresión.
-
Atención médica personalizada, tratando las condiciones subyacentes que causaron la inmovilidad.
Un enfoque adecuado puede revertir el síndrome de inmovilidad, restaurando la funcionalidad y mejorando la calidad de vida del adulto mayor.
ARTÍCULOS
SÍNDROME DE INMOVILIDAD
1 El síndrome de inmovilidad es un estado de deterioro progresivo que puede ocurrir en mayores de 65 años debido a la falta de movimiento prolongado. Puede afectar múltiples sistemas del cuerpo, causando complicaciones físicas, emocionales y sociales, y limitando su independencia.
2. ¿Cuándo deberías preocuparte?
Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:
-
Dificultad para moverse o levantarse, incluso con ayuda.
-
Pérdida de fuerza muscular, que dificulta actividades básicas como vestirse o caminar.
-
Complicaciones asociadas, como úlceras por presión, infecciones respiratorias o estreñimiento.
-
Aislamiento social, causado por la incapacidad de participar en actividades.
-
Miedo a caerse, que agrava la inmovilidad al evitar moverse.
-
Dependencia progresiva, tras hospitalizaciones o fracturas.
3. Causas comunes en mayores de 65 años
-
Hospitalizaciones prolongadas: Con reposo en cama que disminuye fuerza muscular y movilidad.
-
Enfermedades crónicas: Como insuficiencia cardíaca, EPOC o Parkinson.
-
Fragilidad: Asociada disminución de la reserva homeostática del organismo y la pérdida de masa muscular (sarcopenia).
-
Dolor crónico: Que limita el movimiento y la actividad física.
-
Trastornos psicológicos: Depresión, ansiedad o apatía.
-
Entorno no adaptado, que dificulta el desplazamiento seguro.
4. ¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico incluye:
-
Historia clínica detallada, evaluando el inicio y evolución de la inmovilidad.
-
Evaluación funcional, utilizando escalas como el Índice de Barthel, SPPB o la escala de Tinetti
-
Examen físico completo, para detectar debilidad muscular, rigidez articular o dolor.
-
Pruebas de laboratorio e imágenes, si se sospechan causas específicas como infecciones o fracturas.
5. Abordaje y manejo
El tratamiento debe ser integral y multidisciplinar:
-
Rehabilitación física, con ejercicios para mejorar fuerza, equilibrio y movilidad.
-
Prevención de complicaciones, como úlceras, trombosis venosa profunda e infecciones.
-
Adaptación del entorno, incluyendo ayudas técnicas como barras de apoyo o sillas de ruedas.
-
Fomento de actividad gradual, desde movimientos en cama hasta ejercicios más intensos.
-
Apoyo psicológico, para tratar síndrome de temor a caer, ansiedad o depresión.
-
Atención médica personalizada, tratando las condiciones subyacentes que causaron la inmovilidad.
Un enfoque adecuado puede revertir el síndrome de inmovilidad, restaurando la funcionalidad y mejorando la calidad de vida del adulto mayor.