Debilidad muscular generalizada

Disminución de la fuerza muscular que limita la capacidad de moverse y realizar actividades diarias.

Pedro Manuel Sánchez Jurado - Doctoralia.es

DEBILIDAD MUSCULAR GENERALIZADA

1. Debilidad muscular generalizada se refiere a la pérdida de fuerza en varios grupos musculares, afectando la capacidad de realizar actividades cotidianas. En mayores de 65 años, es un síntoma que se asocia a enfermedades crónicas o inactividad prolongada, NO DEBE SER ASUMIDO como propio del envejecimiento

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:

  • Dificultad para realizar tareas básicas, como levantarse de una silla o sostener objetos.

  • Sensación constante de cansancio muscular, incluso tras reposo.

  • Inestabilidad al caminar, con riesgo de caídas.

  • Pérdida notable de masa muscular, visible en brazos o piernas.

  • Debilidad progresiva, que afecta ambas extremidades o el cuerpo completo.

  • Impacto en la independencia, con mayor necesidad de ayuda para actividades diarias.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Sarcopenia: Pérdida de masa y fuerza muscular

  • Enfermedades crónicas: Insuficiencia cardíaca, EPOC, artritis o diabetes.

  • Desnutrición: Falta de proteínas o calorías esenciales.

  • Inactividad física prolongada: Asociada a hospitalizaciones o inmovilidad.

  • Trastornos neurológicos: Como accidente cerebrovascular, Parkinson o neuropatías.

  • Medicamentos: Algunos sedantes, corticoides o estatinas pueden causar debilidad muscular.

4. ¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico incluye:

  • Historia clínica detallada, evaluando la progresión de los síntomas y antecedentes médicos.

  • Examen físico y funcional, para medir la fuerza muscular y la capacidad de movimiento.

  • Pruebas de laboratorio, como análisis de vitaminas, electrolitos y función tiroidea.

  • Estudios de imagen. La DEXA es la prueba más útil.

  • Evaluación nutricional, para detectar deficiencias dietéticas.

5. Abordaje y manejo

El tratamiento debe ser integral y personalizado:

  • Ejercicio físico regular, con programas de fuerza, resistencia y equilibrio.

  • Intervenciones nutricionales, con suplementos de proteínas, vitamina D o aminoácidos, si son necesarios.

  • Rehabilitación física, para mejorar movilidad y prevenir complicaciones.

  • Control de enfermedades subyacentes, como diabetes

  • Revisión de medicación, para ajustar tratamientos que puedan afectar la fuerza muscular.

  • Apoyo psicológico, para fomentar la motivación hacia la recuperación.

Un enfoque multidisciplinar ayuda a recuperar la funcionalidad y mejora la calidad de vida del adulto mayor con debilidad muscular generalizada.

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DEBILIDAD MUSCULAR GENERALIZADA

1. Debilidad muscular generalizada se refiere a la pérdida de fuerza en varios grupos musculares, afectando la capacidad de realizar actividades cotidianas. En mayores de 65 años, es un síntoma que se asocia a enfermedades crónicas o inactividad prolongada, NO DEBE SER ASUMIDO como propio del envejecimiento

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:

  • Dificultad para realizar tareas básicas, como levantarse de una silla o sostener objetos.

  • Sensación constante de cansancio muscular, incluso tras reposo.

  • Inestabilidad al caminar, con riesgo de caídas.

  • Pérdida notable de masa muscular, visible en brazos o piernas.

  • Debilidad progresiva, que afecta ambas extremidades o el cuerpo completo.

  • Impacto en la independencia, con mayor necesidad de ayuda para actividades diarias.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Sarcopenia: Pérdida de masa y fuerza muscular

  • Enfermedades crónicas: Insuficiencia cardíaca, EPOC, artritis o diabetes.

  • Desnutrición: Falta de proteínas o calorías esenciales.

  • Inactividad física prolongada: Asociada a hospitalizaciones o inmovilidad.

  • Trastornos neurológicos: Como accidente cerebrovascular, Parkinson o neuropatías.

  • Medicamentos: Algunos sedantes, corticoides o estatinas pueden causar debilidad muscular.

4. ¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico incluye:

  • Historia clínica detallada, evaluando la progresión de los síntomas y antecedentes médicos.

  • Examen físico y funcional, para medir la fuerza muscular y la capacidad de movimiento.

  • Pruebas de laboratorio, como análisis de vitaminas, electrolitos y función tiroidea.

  • Estudios de imagen. La DEXA es la prueba más útil.

  • Evaluación nutricional, para detectar deficiencias dietéticas.

5. Abordaje y manejo

El tratamiento debe ser integral y personalizado:

  • Ejercicio físico regular, con programas de fuerza, resistencia y equilibrio.

  • Intervenciones nutricionales, con suplementos de proteínas, vitamina D o aminoácidos, si son necesarios.

  • Rehabilitación física, para mejorar movilidad y prevenir complicaciones.

  • Control de enfermedades subyacentes, como diabetes

  • Revisión de medicación, para ajustar tratamientos que puedan afectar la fuerza muscular.

  • Apoyo psicológico, para fomentar la motivación hacia la recuperación.

Un enfoque multidisciplinar ayuda a recuperar la funcionalidad y mejora la calidad de vida del adulto mayor con debilidad muscular generalizada.

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