Trastornos del sueño como síndrome de piernas inquietas, trastorno de la conducta del sueño REM

El síndrome de piernas inquietas se caracteriza por movimientos involuntarios que interrumpen el descanso, y el trastorno de conducta del sueño REM se presenta como  movimientos bruscos durante el sueño, afectando su calidad y descanso adecuado.

Pedro Manuel Sánchez Jurado - Doctoralia.es

 Trastornos de la conducta del sueño REM

Es un problema del sueño en el que la persona realiza movimientos bruscos o habla mientras sueña, como si estuviera “actuando” los sueños. Esto ocurre durante la fase de sueño REM, una etapa en la que normalmente los músculos están relajados, pero en este trastorno esa relajación se pierde. Es más común en personas mayores y puede estar relacionado con otras enfermedades.

Consulta a un especialista si el adulto mayor presenta:

    • Movimientos repentinos y violentos durante el sueño, como puñetazos, patadas o saltos.
    • Gritos, gemidos o conversaciones mientras está dormido.
    • Riesgo de lesiones, como caídas de la cama o golpes a sí mismo o a su pareja.
    • Interrupción del sueño, con despertares frecuentes o dificultad para conciliar el sueño nuevamente.
    • Impacto en la convivencia, por comportamientos nocturnos que afectan a otros miembros de la familia.
    • Historia de sueños vívidos o pesadillas, donde se recuerdan las acciones realizadas durante el sueño.

Causas comunes en mayores de 65 años

    • Enfermedades neurodegenerativas:
      • Trastornos como Parkinson, demencia con cuerpos de Lewy o atrofia multisistémica están estrechamente relacionados.
    • Medicamentos:
      • Uso de antidepresivos, betabloqueantes o ciertos sedantes.
    • Privación del sueño o cambios en la rutina del sueño.
    • Consumo de sustancias: Alcohol, cafeína o abstinencia de ciertos fármacos.
    • Trastornos del sistema nervioso central, que afectan la inhibición muscular durante la fase REM.

El diagnóstico se hace con:

    • Historia clínica detallada, evaluando las conductas nocturnas y su impacto.
    • Entrevistas con la pareja o convivientes, para describir los episodios observados.
    • Estudio de sueño (polisomnografía):
      • Permite registrar los movimientos, las fases del sueño y las alteraciones durante la noche.
    • Evaluación neurológica, para identificar posibles enfermedades subyacentes.
    • Revisión de medicación, para detectar fármacos que puedan desencadenar el trastorno.

El tratamiento debe adaptarse a cada caso y centrarse en mejorar la seguridad y la calidad del sueño:

    • Cambios en el entorno:
      • Proteger la cama con barandillas o almohadas para evitar caídas.
      • Retirar objetos peligrosos cerca de la cama que puedan causar lesiones.
      • Asegurar un entorno tranquilo y oscuro para facilitar el sueño reparador.
    • Tratamiento farmacológico:
      • Clonazepam: Fármaco de primera línea para reducir los movimientos durante el sueño.
      • Melatonina: Puede ser útil en algunos casos para regular el ciclo del sueño.
      • Ajustar o sustituir medicamentos desencadenantes, si es posible.
    • Terapias no farmacológicas:
      • Higiene del sueño: Mantener horarios regulares, evitar cafeína y alcohol antes de dormir.
      • Técnicas de relajación, como meditación o respiración profunda.
      • Ejercicio físico moderado, preferiblemente durante el día, para mejorar la calidad del sueño.
    • Manejo de enfermedades subyacentes:
      • Si hay relación con enfermedades neurodegenerativas como Parkinson.

Abordar el trastorno de la conducta del sueño REM de forma oportuna puede:

    • Reducir el riesgo de lesiones tanto para el paciente como para sus convivientes.
    • Mejorar la calidad de vida al favorecer un sueño reparador.
    • Identificar enfermedades subyacentes de forma precoz, como trastornos neurodegenerativos.
    • Evitar complicaciones relacionadas con la falta de sueño, como cansancio diurno, caídas o deterioro cognitivo.

El manejo integral, enfocado en la seguridad y el diagnóstico temprano, permite controlar los síntomas y mejorar el bienestar del adulto mayor.

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 Trastornos de la conducta del sueño REM

Es un problema del sueño en el que la persona realiza movimientos bruscos o habla mientras sueña, como si estuviera “actuando” los sueños. Esto ocurre durante la fase de sueño REM, una etapa en la que normalmente los músculos están relajados, pero en este trastorno esa relajación se pierde. Es más común en personas mayores y puede estar relacionado con otras enfermedades.

Consulta a un especialista si el adulto mayor presenta:

    • Movimientos repentinos y violentos durante el sueño, como puñetazos, patadas o saltos.
    • Gritos, gemidos o conversaciones mientras está dormido.
    • Riesgo de lesiones, como caídas de la cama o golpes a sí mismo o a su pareja.
    • Interrupción del sueño, con despertares frecuentes o dificultad para conciliar el sueño nuevamente.
    • Impacto en la convivencia, por comportamientos nocturnos que afectan a otros miembros de la familia.
    • Historia de sueños vívidos o pesadillas, donde se recuerdan las acciones realizadas durante el sueño.

Causas comunes en mayores de 65 años

    • Enfermedades neurodegenerativas:
      • Trastornos como Parkinson, demencia con cuerpos de Lewy o atrofia multisistémica están estrechamente relacionados.
    • Medicamentos:
      • Uso de antidepresivos, betabloqueantes o ciertos sedantes.
    • Privación del sueño o cambios en la rutina del sueño.
    • Consumo de sustancias: Alcohol, cafeína o abstinencia de ciertos fármacos.
    • Trastornos del sistema nervioso central, que afectan la inhibición muscular durante la fase REM.

El diagnóstico se hace con:

    • Historia clínica detallada, evaluando las conductas nocturnas y su impacto.
    • Entrevistas con la pareja o convivientes, para describir los episodios observados.
    • Estudio de sueño (polisomnografía):
      • Permite registrar los movimientos, las fases del sueño y las alteraciones durante la noche.
    • Evaluación neurológica, para identificar posibles enfermedades subyacentes.
    • Revisión de medicación, para detectar fármacos que puedan desencadenar el trastorno.

El tratamiento debe adaptarse a cada caso y centrarse en mejorar la seguridad y la calidad del sueño:

    • Cambios en el entorno:
      • Proteger la cama con barandillas o almohadas para evitar caídas.
      • Retirar objetos peligrosos cerca de la cama que puedan causar lesiones.
      • Asegurar un entorno tranquilo y oscuro para facilitar el sueño reparador.
    • Tratamiento farmacológico:
      • Clonazepam: Fármaco de primera línea para reducir los movimientos durante el sueño.
      • Melatonina: Puede ser útil en algunos casos para regular el ciclo del sueño.
      • Ajustar o sustituir medicamentos desencadenantes, si es posible.
    • Terapias no farmacológicas:
      • Higiene del sueño: Mantener horarios regulares, evitar cafeína y alcohol antes de dormir.
      • Técnicas de relajación, como meditación o respiración profunda.
      • Ejercicio físico moderado, preferiblemente durante el día, para mejorar la calidad del sueño.
    • Manejo de enfermedades subyacentes:
      • Si hay relación con enfermedades neurodegenerativas como Parkinson.

Abordar el trastorno de la conducta del sueño REM de forma oportuna puede:

    • Reducir el riesgo de lesiones tanto para el paciente como para sus convivientes.
    • Mejorar la calidad de vida al favorecer un sueño reparador.
    • Identificar enfermedades subyacentes de forma precoz, como trastornos neurodegenerativos.
    • Evitar complicaciones relacionadas con la falta de sueño, como cansancio diurno, caídas o deterioro cognitivo.

El manejo integral, enfocado en la seguridad y el diagnóstico temprano, permite controlar los síntomas y mejorar el bienestar del adulto mayor.

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