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El sueño es un pilar fundamental de la salud, pero con la edad, los trastornos del sueño se vuelven más frecuentes. Más de la mitad de las personas mayores de 65 años experimentan algún tipo de alteración del sueño, lo que impacta negativamente en su calidad de vida.
No dormir bien no solo provoca fatiga, sino que también aumenta el riesgo de enfermedades, caídas y deterioro cognitivo. En este artículo, exploraremos los trastornos del sueño más comunes en adultos mayores, sus causas y las mejores estrategias para mejorar el descanso.
¿Qué son los trastornos del sueño?
Los trastornos del sueño incluyen cualquier alteración que afecta la calidad, duración o regularidad del descanso nocturno. En los adultos mayores, estos problemas pueden estar relacionados con cambios biológicos, psicológicos o ambientales.
Algunos de los trastornos del sueño más frecuentes son:
- Insomnio: dificultad para conciliar o mantener el sueño.
- Apnea del sueño: pausas en la respiración durante el sueño.
- Síndrome de piernas inquietas: necesidad de mover las piernas, lo que dificulta el descanso.
- Somnolencia diurna excesiva: sensación de cansancio constante durante el día.

El insomnio en adultos mayores: el trastorno más común
El insomnio afecta entre el 30% y el 50% de los adultos mayores y se caracteriza por:
- Dificultad para conciliar el sueño.
- Despertares nocturnos frecuentes.
- Despertarse demasiado temprano y no poder volver a dormir.
Las consecuencias del insomnio incluyen cansancio, irritabilidad, alteración cognitiva y mayor riesgo de caídas y enfermedades cardiovasculares.

El insomnio en adultos mayores es causado por múltiples factores:
1. Cambios naturales en el ciclo del sueño
A medida que envejecemos, el sueño se vuelve más ligero, con menos sueño profundo y más despertares nocturnos.
2. Condiciones médicas y trastornos asociados
Algunas enfermedades como la apnea del sueño, el síndrome de piernas inquietas, la hipertensión o la artritis pueden dificultar el descanso.
3. Problemas psicológicos
La ansiedad y la depresión son más frecuentes en esta etapa de la vida y pueden afectar la calidad del sueño.
4. Expectativas poco realistas sobre el sueño
Las necesidades de sueño cambian con la edad. Mientras que los adolescentes pueden necesitar 9 horas, en adultos mayores 6-8 horas suelen ser suficientes. Ajustar las expectativas puede ayudar a reducir la ansiedad relacionada con el insomnio.
¿Cómo se diagnostica el insomnio en personas mayores?
El diagnóstico del insomnio se basa principalmente en la historia clínica y un examen físico. En algunos casos, pueden ser necesarias pruebas especializadas como la polisomnografía (para detectar apnea del sueño), aunque no siempre es imprescindible.
Tratamiento del insomnio en adultos mayores
El tratamiento del insomnio debe comenzar con estrategias no farmacológicas, que son más efectivas y seguras a largo plazo.
1. Higiene del sueño: hábitos para mejorar el descanso
- Mantener un horario de sueño regular.
- Crear un ambiente tranquilo y oscuro en la habitación.
- Evitar siestas largas (máximo 30 minutos).
- Reducir el consumo de cafeína y alcohol desde las 6 de la tarde.
- Establecer una rutina relajante antes de dormir (leer, escuchar música suave o tomar un baño).
- Evitar pantallas con luz azul al menos una hora antes de acostarse.
2. Terapia cognitivo-conductual (TCC) para el insomnio
La TCC es una terapia efectiva para el insomnio que ayuda a cambiar pensamientos y comportamientos que afectan el sueño. Algunas de sus estrategias incluyen:
- Reservar la cama solo para dormir (evitar verla como un espacio de trabajo o entretenimiento).
- Reducir el tiempo en la cama si se pasa demasiado tiempo sin dormir.
- Técnicas de relajación, como la respiración profunda o la meditación, para reducir la ansiedad antes de dormir.
3. Uso de medicamentos para el insomnio (con precaución)
Si las estrategias anteriores no son suficientes, en algunos casos se pueden recetar medicamentos, pero con extrema precaución en adultos mayores.
💊 Consideraciones clave sobre los fármacos para el insomnio:
- Deben utilizarse solo bajo supervisión médica.
- La dosis debe ser la más baja posible y por un tiempo limitado.
- Pueden tener efectos secundarios graves, como caídas, deterioro cognitivo y dependencia.
Conclusión: Dormir bien para vivir mejor
El insomnio es un problema frecuente en personas mayores, pero no es una consecuencia inevitable del envejecimiento. Con un enfoque adecuado, es posible mejorar significativamente la calidad del sueño y, por ende, la calidad de vida.
🔹 Priorizar las intervenciones no farmacológicas como la higiene del sueño y la terapia cognitivo-conductual es la mejor estrategia.
🔹 En casos graves, los medicamentos pueden ser una opción, pero siempre bajo supervisión médica.
🔹 Dormir bien es clave para prevenir enfermedades, mejorar el bienestar emocional y mantener la autonomía en la vejez.
💙 Pon un geriatra en tu vida y mejora tu descanso.