Ansiedad
Estado de preocupación y nerviosismo que puede ser generalizado o relacionado con situaciones específicas, afectando el bienestar emocional.
ANSIEDAD
1. La ansiedad en mayores de 65 años es un estado de preocupación o inquietud excesiva que afecta su bienestar emocional y físico. Puede presentarse como un trastorno nuevo o como una exacerbación de síntomas previos relacionados con la edad o eventos vitales.
2. ¿Cuándo deberías preocuparte?
Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:
-
Preocupaciones constantes, incluso por problemas menores.
-
Dificultad para relajarse, con sensación de tensión constante.
-
Alteraciones del sueño, como insomnio o despertares frecuentes.
-
Síntomas físicos persistentes, como palpitaciones, sudoración o temblores.
-
Evitar actividades habituales, por miedo o inseguridad.
-
Irritabilidad o cambios en el estado de ánimo.
-
Cansancio constante, incluso tras un buen descanso.
3. Causas comunes en mayores de 65 años
-
Pérdidas significativas: Fallecimiento de seres queridos o pérdida de independencia.
-
Problemas de salud: Enfermedades crónicas, dolor o medicamentos con efectos secundarios.
-
Aislamiento social: Falta de contacto con familiares o amigos.
-
Eventos estresantes: Mudanzas, hospitalizaciones o cambios importantes en la rutina.
-
Trastornos psicológicos coexistentes, como depresión o demencia.
4. ¿Cómo se diagnostica en mayores de 65 años?
El diagnóstico incluye:
-
Historia clínica detallada, analizando síntomas y factores desencadenantes.
-
Cuestionarios específicos, como la Escala de Ansiedad Geriátrica.
-
Evaluación médica completa, para descartar causas físicas o medicamentosas.
5. Abordaje y tratamiento
El manejo de la ansiedad incluye:
-
Terapias psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual (TCC).
-
Técnicas de relajación, como respiración profunda, meditación o mindfulness.
-
Actividad física regular, adaptada a las capacidades del adulto mayor.
-
Socialización, para reducir el aislamiento y fomentar redes de apoyo.
-
Medicación, únicamente si es necesario y bajo supervisión médica.
Un enfoque integral ayuda a mejorar la calidad de vida y promueve el bienestar emocional.
ARTÍCULOS
ANSIEDAD
1. La ansiedad en mayores de 65 años es un estado de preocupación o inquietud excesiva que afecta su bienestar emocional y físico. Puede presentarse como un trastorno nuevo o como una exacerbación de síntomas previos relacionados con la edad o eventos vitales.
2. ¿Cuándo deberías preocuparte?
Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:
-
Preocupaciones constantes, incluso por problemas menores.
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Dificultad para relajarse, con sensación de tensión constante.
-
Alteraciones del sueño, como insomnio o despertares frecuentes.
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Síntomas físicos persistentes, como palpitaciones, sudoración o temblores.
-
Evitar actividades habituales, por miedo o inseguridad.
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Irritabilidad o cambios en el estado de ánimo.
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Cansancio constante, incluso tras un buen descanso.
3. Causas comunes en mayores de 65 años
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Pérdidas significativas: Fallecimiento de seres queridos o pérdida de independencia.
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Problemas de salud: Enfermedades crónicas, dolor o medicamentos con efectos secundarios.
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Aislamiento social: Falta de contacto con familiares o amigos.
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Eventos estresantes: Mudanzas, hospitalizaciones o cambios importantes en la rutina.
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Trastornos psicológicos coexistentes, como depresión o demencia.
4. ¿Cómo se diagnostica en mayores de 65 años?
El diagnóstico incluye:
-
Historia clínica detallada, analizando síntomas y factores desencadenantes.
-
Cuestionarios específicos, como la Escala de Ansiedad Geriátrica.
-
Evaluación médica completa, para descartar causas físicas o medicamentosas.
5. Abordaje y tratamiento
El manejo de la ansiedad incluye:
-
Terapias psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual (TCC).
-
Técnicas de relajación, como respiración profunda, meditación o mindfulness.
-
Actividad física regular, adaptada a las capacidades del adulto mayor.
-
Socialización, para reducir el aislamiento y fomentar redes de apoyo.
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Medicación, únicamente si es necesario y bajo supervisión médica.
Un enfoque integral ayuda a mejorar la calidad de vida y promueve el bienestar emocional.