Ansiedad

Estado de preocupación y nerviosismo que puede ser generalizado o relacionado con situaciones específicas, afectando el bienestar emocional.

Pedro Manuel Sánchez Jurado - Doctoralia.es

ANSIEDAD

1. La ansiedad en mayores de 65 años es un estado de preocupación o inquietud excesiva que afecta su bienestar emocional y físico. Puede presentarse como un trastorno nuevo o como una exacerbación de síntomas previos relacionados con la edad o eventos vitales.

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:

  • Preocupaciones constantes, incluso por problemas menores.

  • Dificultad para relajarse, con sensación de tensión constante.

  • Alteraciones del sueño, como insomnio o despertares frecuentes.

  • Síntomas físicos persistentes, como palpitaciones, sudoración o temblores.

  • Evitar actividades habituales, por miedo o inseguridad.

  • Irritabilidad o cambios en el estado de ánimo.

  • Cansancio constante, incluso tras un buen descanso.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Pérdidas significativas: Fallecimiento de seres queridos o pérdida de independencia.

  • Problemas de salud: Enfermedades crónicas, dolor o medicamentos con efectos secundarios.

  • Aislamiento social: Falta de contacto con familiares o amigos.

  • Eventos estresantes: Mudanzas, hospitalizaciones o cambios importantes en la rutina.

  • Trastornos psicológicos coexistentes, como depresión o demencia.

4. ¿Cómo se diagnostica en mayores de 65 años?

El diagnóstico incluye:

  • Historia clínica detallada, analizando síntomas y factores desencadenantes.

  • Cuestionarios específicos, como la Escala de Ansiedad Geriátrica.

  • Evaluación médica completa, para descartar causas físicas o medicamentosas.

5. Abordaje y tratamiento

El manejo de la ansiedad incluye:

  • Terapias psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual (TCC).

  • Técnicas de relajación, como respiración profunda, meditación o mindfulness.

  • Actividad física regular, adaptada a las capacidades del adulto mayor.

  • Socialización, para reducir el aislamiento y fomentar redes de apoyo.

  • Medicación, únicamente si es necesario y bajo supervisión médica.

Un enfoque integral ayuda a mejorar la calidad de vida y promueve el bienestar emocional.

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ANSIEDAD

1. La ansiedad en mayores de 65 años es un estado de preocupación o inquietud excesiva que afecta su bienestar emocional y físico. Puede presentarse como un trastorno nuevo o como una exacerbación de síntomas previos relacionados con la edad o eventos vitales.

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:

  • Preocupaciones constantes, incluso por problemas menores.

  • Dificultad para relajarse, con sensación de tensión constante.

  • Alteraciones del sueño, como insomnio o despertares frecuentes.

  • Síntomas físicos persistentes, como palpitaciones, sudoración o temblores.

  • Evitar actividades habituales, por miedo o inseguridad.

  • Irritabilidad o cambios en el estado de ánimo.

  • Cansancio constante, incluso tras un buen descanso.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Pérdidas significativas: Fallecimiento de seres queridos o pérdida de independencia.

  • Problemas de salud: Enfermedades crónicas, dolor o medicamentos con efectos secundarios.

  • Aislamiento social: Falta de contacto con familiares o amigos.

  • Eventos estresantes: Mudanzas, hospitalizaciones o cambios importantes en la rutina.

  • Trastornos psicológicos coexistentes, como depresión o demencia.

4. ¿Cómo se diagnostica en mayores de 65 años?

El diagnóstico incluye:

  • Historia clínica detallada, analizando síntomas y factores desencadenantes.

  • Cuestionarios específicos, como la Escala de Ansiedad Geriátrica.

  • Evaluación médica completa, para descartar causas físicas o medicamentosas.

5. Abordaje y tratamiento

El manejo de la ansiedad incluye:

  • Terapias psicológicas, como la terapia cognitivo-conductual (TCC).

  • Técnicas de relajación, como respiración profunda, meditación o mindfulness.

  • Actividad física regular, adaptada a las capacidades del adulto mayor.

  • Socialización, para reducir el aislamiento y fomentar redes de apoyo.

  • Medicación, únicamente si es necesario y bajo supervisión médica.

Un enfoque integral ayuda a mejorar la calidad de vida y promueve el bienestar emocional.

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