Disfagia

Dificultad para tragar alimentos o líquidos, lo que puede provocar desnutrición o aspiración pulmonar.

Pedro Manuel Sánchez Jurado - Doctoralia.es

DISFAGIA

1. La disfagia es la dificultad para tragar alimentos, líquidos o saliva, causada por problemas en la musculatura o los nervios involucrados en la deglución. Puede ocurrir en personas mayores, especialmente en quienes tienen enfermedades neurológicas o debilitamiento general.

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si se observas:

  • Tos o atragantamiento frecuente al comer o beber.

  • Sensación de obstrucción o alimento atascado en la garganta.

  • Dificultad para tragar líquidos o pastillas.

  • Pérdida de peso inexplicada, por evitar comer debido a molestias.

  • Cambios en la voz, como ronquera tras deglutir.

  • Infecciones respiratorias recurrentes, como neumonías por aspiración.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Enfermedades neurológicas: Parkinson, Alzheimer o accidentes cerebrovasculares.

  • Trastornos musculares: Esclerodermia o distrofias musculares.

  • Problemas estructurales: Estenosis esofágica o tumores.

  • Debilitamiento muscular: Presbifagia.

  • Reflujo gastroesofágico crónico, que puede dañar el esófago.

4. ¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico incluye:

  • Historia clínica detallada, evaluando los alimentos que generan dificultad y su frecuencia.

  • Exploración física y neurológica, para identificar problemas asociados.

  • Pruebas específicas, como el MEC (Método Exploratorio Clínico), que utiliza el test de volumen-viscosidad para evaluar el riesgo de aspiración y adaptar las recomendaciones alimenticias.

  • Videofluoroscopia o endoscopia, para observar el proceso de deglución.

  • Manometría esofágica, si se sospechan alteraciones en la función del esófago.

5. Abordaje y manejo

El tratamiento depende de la causa:

  • Modificación de la dieta, ajustando la textura de alimentos y líquidos.

  • Ejercicios de rehabilitación, para fortalecer la musculatura de la deglución.

  • Uso de espesantes, para garantizar una deglución segura en quienes tienen dificultad con líquidos.

  • Adaptación del entorno y ritmo de las comidas, en un ambiente tranquilo y sin distracciones.

  • Tratamiento de enfermedades subyacentes, como reflujo o trastornos neurológicos.

Un manejo adecuado puede prevenir complicaciones graves, como la desnutrición o infecciones respiratorias, mejorando significativamente la calidad de vida.

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DISFAGIA

1. La disfagia es la dificultad para tragar alimentos, líquidos o saliva, causada por problemas en la musculatura o los nervios involucrados en la deglución. Puede ocurrir en personas mayores, especialmente en quienes tienen enfermedades neurológicas o debilitamiento general.

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si se observas:

  • Tos o atragantamiento frecuente al comer o beber.

  • Sensación de obstrucción o alimento atascado en la garganta.

  • Dificultad para tragar líquidos o pastillas.

  • Pérdida de peso inexplicada, por evitar comer debido a molestias.

  • Cambios en la voz, como ronquera tras deglutir.

  • Infecciones respiratorias recurrentes, como neumonías por aspiración.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Enfermedades neurológicas: Parkinson, Alzheimer o accidentes cerebrovasculares.

  • Trastornos musculares: Esclerodermia o distrofias musculares.

  • Problemas estructurales: Estenosis esofágica o tumores.

  • Debilitamiento muscular: Presbifagia.

  • Reflujo gastroesofágico crónico, que puede dañar el esófago.

4. ¿Cómo se diagnostica?

El diagnóstico incluye:

  • Historia clínica detallada, evaluando los alimentos que generan dificultad y su frecuencia.

  • Exploración física y neurológica, para identificar problemas asociados.

  • Pruebas específicas, como el MEC (Método Exploratorio Clínico), que utiliza el test de volumen-viscosidad para evaluar el riesgo de aspiración y adaptar las recomendaciones alimenticias.

  • Videofluoroscopia o endoscopia, para observar el proceso de deglución.

  • Manometría esofágica, si se sospechan alteraciones en la función del esófago.

5. Abordaje y manejo

El tratamiento depende de la causa:

  • Modificación de la dieta, ajustando la textura de alimentos y líquidos.

  • Ejercicios de rehabilitación, para fortalecer la musculatura de la deglución.

  • Uso de espesantes, para garantizar una deglución segura en quienes tienen dificultad con líquidos.

  • Adaptación del entorno y ritmo de las comidas, en un ambiente tranquilo y sin distracciones.

  • Tratamiento de enfermedades subyacentes, como reflujo o trastornos neurológicos.

Un manejo adecuado puede prevenir complicaciones graves, como la desnutrición o infecciones respiratorias, mejorando significativamente la calidad de vida.

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