Disfagia
Dificultad para tragar alimentos o líquidos, lo que puede provocar desnutrición o aspiración pulmonar.
DISFAGIA
1. La disfagia es la dificultad para tragar alimentos, líquidos o saliva, causada por problemas en la musculatura o los nervios involucrados en la deglución. Puede ocurrir en personas mayores, especialmente en quienes tienen enfermedades neurológicas o debilitamiento general.
2. ¿Cuándo deberías preocuparte?
Consulta a un geriatra si se observas:
-
Tos o atragantamiento frecuente al comer o beber.
-
Sensación de obstrucción o alimento atascado en la garganta.
-
Dificultad para tragar líquidos o pastillas.
-
Pérdida de peso inexplicada, por evitar comer debido a molestias.
-
Cambios en la voz, como ronquera tras deglutir.
-
Infecciones respiratorias recurrentes, como neumonías por aspiración.
3. Causas comunes en mayores de 65 años
-
Enfermedades neurológicas: Parkinson, Alzheimer o accidentes cerebrovasculares.
-
Trastornos musculares: Esclerodermia o distrofias musculares.
-
Problemas estructurales: Estenosis esofágica o tumores.
-
Debilitamiento muscular: Presbifagia.
-
Reflujo gastroesofágico crónico, que puede dañar el esófago.
4. ¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico incluye:
-
Historia clínica detallada, evaluando los alimentos que generan dificultad y su frecuencia.
-
Exploración física y neurológica, para identificar problemas asociados.
-
Pruebas específicas, como el MEC (Método Exploratorio Clínico), que utiliza el test de volumen-viscosidad para evaluar el riesgo de aspiración y adaptar las recomendaciones alimenticias.
-
Videofluoroscopia o endoscopia, para observar el proceso de deglución.
-
Manometría esofágica, si se sospechan alteraciones en la función del esófago.
5. Abordaje y manejo
El tratamiento depende de la causa:
-
Modificación de la dieta, ajustando la textura de alimentos y líquidos.
-
Ejercicios de rehabilitación, para fortalecer la musculatura de la deglución.
-
Uso de espesantes, para garantizar una deglución segura en quienes tienen dificultad con líquidos.
-
Adaptación del entorno y ritmo de las comidas, en un ambiente tranquilo y sin distracciones.
-
Tratamiento de enfermedades subyacentes, como reflujo o trastornos neurológicos.
Un manejo adecuado puede prevenir complicaciones graves, como la desnutrición o infecciones respiratorias, mejorando significativamente la calidad de vida.
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DISFAGIA
1. La disfagia es la dificultad para tragar alimentos, líquidos o saliva, causada por problemas en la musculatura o los nervios involucrados en la deglución. Puede ocurrir en personas mayores, especialmente en quienes tienen enfermedades neurológicas o debilitamiento general.
2. ¿Cuándo deberías preocuparte?
Consulta a un geriatra si se observas:
-
Tos o atragantamiento frecuente al comer o beber.
-
Sensación de obstrucción o alimento atascado en la garganta.
-
Dificultad para tragar líquidos o pastillas.
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Pérdida de peso inexplicada, por evitar comer debido a molestias.
-
Cambios en la voz, como ronquera tras deglutir.
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Infecciones respiratorias recurrentes, como neumonías por aspiración.
3. Causas comunes en mayores de 65 años
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Enfermedades neurológicas: Parkinson, Alzheimer o accidentes cerebrovasculares.
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Trastornos musculares: Esclerodermia o distrofias musculares.
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Problemas estructurales: Estenosis esofágica o tumores.
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Debilitamiento muscular: Presbifagia.
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Reflujo gastroesofágico crónico, que puede dañar el esófago.
4. ¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico incluye:
-
Historia clínica detallada, evaluando los alimentos que generan dificultad y su frecuencia.
-
Exploración física y neurológica, para identificar problemas asociados.
-
Pruebas específicas, como el MEC (Método Exploratorio Clínico), que utiliza el test de volumen-viscosidad para evaluar el riesgo de aspiración y adaptar las recomendaciones alimenticias.
-
Videofluoroscopia o endoscopia, para observar el proceso de deglución.
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Manometría esofágica, si se sospechan alteraciones en la función del esófago.
5. Abordaje y manejo
El tratamiento depende de la causa:
-
Modificación de la dieta, ajustando la textura de alimentos y líquidos.
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Ejercicios de rehabilitación, para fortalecer la musculatura de la deglución.
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Uso de espesantes, para garantizar una deglución segura en quienes tienen dificultad con líquidos.
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Adaptación del entorno y ritmo de las comidas, en un ambiente tranquilo y sin distracciones.
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Tratamiento de enfermedades subyacentes, como reflujo o trastornos neurológicos.
Un manejo adecuado puede prevenir complicaciones graves, como la desnutrición o infecciones respiratorias, mejorando significativamente la calidad de vida.