Insomnio

Dificultad para conciliar o mantener el sueño, lo cual puede afectar la salud mental y física del adulto mayor.

Pedro Manuel Sánchez Jurado - Doctoralia.es

INSOMNIO

1. El insomnio en mayores de 65 años es la dificultad persistente para conciliar o mantener el sueño, lo que afecta su calidad de vida. Es común en esta etapa y puede estar relacionado con cambios en el ciclo sueño-vigilia, enfermedades o factores psicológicos.

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:

  • Dificultad para conciliar el sueño, tardando más de 30 minutos en dormirse.

  • Despertares frecuentes durante la noche, con dificultad para volver a dormir.

  • Despertar temprano, sintiéndose cansado o sin energía.

  • Sueño no reparador, con sensación de cansancio durante el día.

  • Cambios en el estado de ánimo, como irritabilidad o tristeza por la falta de sueño.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Envejecimiento normal: Cambios en los ritmos circadianos que reducen el sueño profundo.

  • Condiciones médicas: Dolor crónico, apnea del sueño o síndrome de piernas inquietas.

  • Efectos secundarios de medicamentos, como diuréticos o estimulantes.

  • Factores psicológicos: Ansiedad, depresión o estrés.

  • Malos hábitos de sueño: Siestas prolongadas durante el día.

4. ¿Cómo se diagnostica en mayores de 65 años?

El diagnóstico incluye:

  • Historia clínica detallada, evaluando el patrón de sueño y posibles desencadenantes.

  • Diario del sueño, para registrar hábitos y horarios.

  • Evaluación de condiciones médicas subyacentes, como apnea del sueño.

  • Polisomnografía, si se sospecha una apnea obstructiva del sueño (AOS).

5. Estrategias para el manejo del insomnio

El tratamiento incluye:

  • Higiene del sueño: Mantener horarios regulares, evitar siestas largas y reducir el consumo de cafeína.

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Identificar y cambiar pensamientos o conductas que interfieren con el sueño.

  • Ejercicio físico moderado, realizado por la mañana preferiblemente

  • Evitar el uso prolongado de fármacos sedantes, priorizando terapias no farmacológicas.

  • Tratamiento de enfermedades subyacentes, como dolor o ansiedad.

Un enfoque integral mejora la calidad del sueño y, con ello, la calidad de vida.

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INSOMNIO

1. El insomnio en mayores de 65 años es la dificultad persistente para conciliar o mantener el sueño, lo que afecta su calidad de vida. Es común en esta etapa y puede estar relacionado con cambios en el ciclo sueño-vigilia, enfermedades o factores psicológicos.

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si el adulto mayor presenta:

  • Dificultad para conciliar el sueño, tardando más de 30 minutos en dormirse.

  • Despertares frecuentes durante la noche, con dificultad para volver a dormir.

  • Despertar temprano, sintiéndose cansado o sin energía.

  • Sueño no reparador, con sensación de cansancio durante el día.

  • Cambios en el estado de ánimo, como irritabilidad o tristeza por la falta de sueño.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Envejecimiento normal: Cambios en los ritmos circadianos que reducen el sueño profundo.

  • Condiciones médicas: Dolor crónico, apnea del sueño o síndrome de piernas inquietas.

  • Efectos secundarios de medicamentos, como diuréticos o estimulantes.

  • Factores psicológicos: Ansiedad, depresión o estrés.

  • Malos hábitos de sueño: Siestas prolongadas durante el día.

4. ¿Cómo se diagnostica en mayores de 65 años?

El diagnóstico incluye:

  • Historia clínica detallada, evaluando el patrón de sueño y posibles desencadenantes.

  • Diario del sueño, para registrar hábitos y horarios.

  • Evaluación de condiciones médicas subyacentes, como apnea del sueño.

  • Polisomnografía, si se sospecha una apnea obstructiva del sueño (AOS).

5. Estrategias para el manejo del insomnio

El tratamiento incluye:

  • Higiene del sueño: Mantener horarios regulares, evitar siestas largas y reducir el consumo de cafeína.

  • Terapia cognitivo-conductual (TCC): Identificar y cambiar pensamientos o conductas que interfieren con el sueño.

  • Ejercicio físico moderado, realizado por la mañana preferiblemente

  • Evitar el uso prolongado de fármacos sedantes, priorizando terapias no farmacológicas.

  • Tratamiento de enfermedades subyacentes, como dolor o ansiedad.

Un enfoque integral mejora la calidad del sueño y, con ello, la calidad de vida.

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